100).-Antecedentes del caso II a
Tribunal de lo penal de La Serena |
Agrega que el día martes 26 de junio, le avisaron los detectives para avisarle de la detención de Pablo y que tenía que ir a la casa; así lo hizo y éstos revisaron toda la casa y sacaron muestras del sillón café de la sala de estar del segundo piso, que eran como muestras de semen, y se llevaron los cobertores de la niña y también unos remedios que estaban en un closet de la pieza de juegos que estaba al lado del estar del segundo piso, los que estaban en una caja, cuya existencia desconocía, los que reconoce en la evidencia N° 4 que se le exhibe: 16 cajas de medicamentos, dos blíster de medicamentos, dos supositorios y una solución oral denominada Goval. Hace presente que su hijo, cuando declaró, habló de que Pablo le daba una pastilla que lo mareaba. Señaló además, que los policías le consultaron por un estuche azul, donde se contenían unos condones y gel, que ella había visto varias veces en el closet de Pablo en el dormitorio matrimonial, el que también había visto Marjorie, según indicó a los policías, en la parte de arriba del closet de Gabriela, precisando que a Pablo no le gustaba que se metieran en sus cosas, como este estuche y su computador.
Explicó que sus relaciones sexuales con Pablo, durante el primer trimestre de 2012 eran eventuales, las practicaban dos veces al mes y generalmente eran por vía anal, porque él tenía una obsesión con el sexo anal y se lo exigía, lo que la incomodaba mucho, tratándola de cartucha, cuando se negaba. Para dichas relaciones, él no usaba condón y tampoco usaban lubricantes, ni nada. Añade que incluso desde un año antes practicaban este tipo de sexo, siendo ésta una de las razones por la que empezaron a distanciarse y que incluso, en una ocasión, le trató de sacar caca, lo que ella encontró asqueroso. Señala que después de la detención de acusado, Gabriela estuvo hospitalizada por una pancreatitis y ella se hospedó en un hotel, pero antes, estando en su casa, advirtió que la empezó a seguir un vehículo, el que se estacionaba afuera, el que vio en mucha ocasiones y también lo hicieron otras personas; que en noviembre de 2012, como a las 14:30 o 15:00 horas, apareció un hombre con pantalón de color caqui y camisa cuadrillé, sacando fotos, sujeto que después Marjorie le contó que también lo había visto en una ocasión posterior. Agrega que estos seguimientos eran reiterados, por lo que decidió irse de La Serena y que el día 15 de octubre de ese mismo año, cuando ya todo se hizo público, decidió viajar a Horcón en la tarde para donar a los niños las cosas de su hijo, pero antes de llegar al puente Puclaro sintió que su vehículo Hyundai Santa Fe año 2010 empezó a tiritar y se le endurecieron los frenos, quedando sin frenos, por lo que tomó velocidad y volcó tres veces hacia los parronales. Cuando sacaron a Nicolás del asiento trasero, este le dijo: “mamá, yo te dije que te iban a matar!”. Refiere que se inició una causa por este hecho y un perito de la Corte Suprema —Daniel Bravo—, concluyó que había intervención de terceros en el móvil, por lo que ella fue con dicho informe a la fiscalía.
Sobre la pancreatitis de su hija Gabriela, señala que la internó en la Clínica Elqui el día 27 de junio, debido a que ésta presentaba vómitos y tos compulsiva y la doctora Yubero le diagnóstico pancreatitis aguda, aunque le dijeron que no la podían atender allí, explicándole que dicha situación podía deberse a un bichito que está en la caca y que se mete en la guatita; entonces, se acordó de lo narrado por la menor y se la llevó a Santiago a la Clínica Alemana, donde un equipo médico la vio inmediatamente y concluyó que era sólo una gastroenteritis y una doctora le dio un baño con aceite de manzanilla para la inflamación de la vagina. Añade que el Dr. Jaime Rodríguez era el pediatra de este equipo.
Reconoció que era efectivo que a medida que aparecían nuevos antecedentes, los aportaba a la fiscalía y ampliaba su declaración. Recordó, confrontación de su declaración ante la fiscal mediante, que el 24 de julio agregó que su hijo Nicolás le expresó hacía unos días que su papá había llevado a dos sujetos a la casa y que entre los tres le hicieron cosas a él y a la Gabriela; agregando ahora que ello fue en forma fortuita, pues en una ocasión que iban para Coquimbo, cuando pasaban por calle Regimiento Arica, donde está la CONAF, ellos se escondieron en los asientos del auto y le dijeron que los sujetos estaban allí, que uno era de pelo crespo, nariz larga, delgado y alto y, el otro, gordo, de cara rosada y pelo blanco; que su papá los ha llevado a su trabajo y que estos dos sujetos han ido a la casa con él y además los han llevado a otras partes, a un departamento ubicado en una calle que le indicaron y correspondía a Ulriksen, sector del Barrio Universitario, lugar éste en que, junto a un tercero, un tal Juan, le metían el pene, le pegaban y entre los tres lo violaban. Precisa que Gabriela, señaló lo mismo. Añade que Nicolás también le dijo que en una casa ubicada en una calle cerca del supermercado Unimarc de calle Cisterna (indicada por el niño), le hacían lo mismo, mencionando a Waldo, Juan y Eduardo, aunque a este último tenían que llamarlo Fernando, mismos nombres que le repitió Gabriela, lo que ella aportó a la investigación el día 13 de septiembre, enterándose que los niños los habían reconocido ante la Policía de Investigaciones.
Explicó que ante consultas a sus vecinos, Bernard Bramsom y María José Hevia le señalaron que desde el patio trasero habían visto a tres hombres en la casa, los que tenían un “Club de Toby”, donde no estaba la nana, pero sí su marido y sus dos hijos; que Mónica Vilches era la Jefa de Recursos Humanos de la CONAF, quien la llamó en un comienzo para ofrecerle ayuda y hacer una rifa para ayudarla en hospitalización de niños, pero la llamó en otra ocasión para decirle que le habían prohibido otorgar ayuda; que por una procuradora que era amiga de una persona que había conocido, se enteró que a su marido lo fueron a visitar al centro de detención, en camionetas fiscales, unos compañeros de trabajo, por lo que fue a hablar con el Director Eduardo Rodríguez, pero no quiso recibirla, y entonces le escribió una carta al Presidente de la República. Señala que a la CONAF no le importó la suerte de sus hijos y que sólo Mónica Vilches la llamó dos veces para preguntarle por ellos.
Reconoció haber sido tratada psiquiátricamente, cuando era niña y tenía 13 años, por una disminución severa de peso, siendo dada de alta a los 15; que desde 2011 visita a la psiquiatra Rosa Torres y toma un antidepresivo todo los días, debido a depresión causada por situación de Arica y por su situación laboral; que a Pablo también lo trataba un psiquiatra, el Dr. Mauricio Paredes, pero no sabe el motivo. Agregó también que a Nicolás lo atendió la psicóloga María Rojas, quien no le dio credibilidad a su relato, pero a quien encontró poco profesional, destacando que su hijo le decía que a cada rato le preguntaba si lo que le contaba se lo había dicho antes su mamá. Después lo llevaron a Santiago, siendo examinado por la psicóloga María Verónica Silva Toro y la Psiquiatra Alicia Toro, quienes sí dieron credibilidad a su relato. Y precisó que además los niños fueron periciados por profesionales del CAVAS, los que también la atendieron a ella, concluyendo que sus relatos eran creíbles. En fotografía sacada de Facebook, que se le exhibe, señala que es una foto artística que se sacó con sus hijos, y que su suegra la ha utilizado para acusarla de pedófila y ser ella quien viola a sus hijos.
A preguntas de la defensa, contestó que era efectivo que a la psicóloga Carolina Gallardo, que la evaluó en diciembre de 2012, le comentó que un tío materno que estuvo viviendo en su casa, se acostaba con su padre y tenían una relación homosexual, aunque precisó que los vio costarse en una oportunidad y lo que dijo fue que este tío tenía tendencia homosexual; que también le dijo que pensaba que su padre, Jorge Fuentealba, era bisexual y que a lo mejor se lo había violado su padre; que su padre se encerraba en una pieza con un perro; que cuando era pequeña, su padre la metía en un furgón, la tomaba de las manos y se le “apagaba la luz”; que cuando tenía diez años de edad, ella, junto a una hermana, fueron agredidas por un padrino asqueroso que le daba besos y varias veces estuvo a punto de violarla; que se comentaba que este padrino se había violado a sus hijas y nietas; que no tenía buena relación con su madre, por que ésta se entusiasmaba con sus parejas y con las de su hermana; que esto ocasionó una infidelidad suya, y una desnutrición.
Contesta sobre lo expresado al profesional Omar Gutiérrez Muñoz del Servicio Médico Legal, que le dijo a éste que su hija Gabriela nació por un touch and go con Pablo Alegre; que era objeto de persecuciones de vehículos negros, sin patente, en La Serena y en Santiago; que le iban a sacar fotos a la casa de La Serena, precisando en la audiencia que “eran verdaderas persecuciones, aunque no como en las películas”, me perseguían por la autopista”, que en Santiago, cuando sacaba su vehículo de un estacionamiento en la calle Santa Rosa, para dirigirse a la autopista, pasó un vehículo sacándole fotos, lo que vio una colega; que en La Serena, la seguían por Balmaceda, por Cuatro Esquinas, cambiándose de pista, lo que declaró en la PDI varias veces.
En relación al accidente que sufrió en camino a Vicuña, reconoce haber señalado a los detectives que su vehículo debió ser intervenido cuando lo dejaba estacionado fuera de su casa, aunque también sabe que testigos afirmaron que lo estacionaba dentro de la casa. Reconoce, también, que los días 22 y 24 de junio de 2012, grabó en forma oculta unas conversaciones con sus hijos, pero agrega que fue en forma fortuita y lo hizo para recopilar prueba y llevársela a la PDI; que le dijo a la doctora Katia Cabrera que desde el 16 de junio de 2012, Gabriela y Nicolás no tuvieron contacto con Pablo, pues estuvieron con ella en la pieza matrimonial; que es efectivo que Nicolás expresó a dicha doctora que el último contacto con Pablo fue el día anterior; que la crema que la niña reconoció le era puesta por Pablo en su potito, era un antiinflamatorio.
Repreguntada sobre los acontecimientos de Arica, señala que los abusos del abuelo paterno, según los dichos de Nicolás, consistían en que “se metía dedo en el popín, se saca caca y el tata Franco le hace en pilín”; que respecto de los de su padre, no los puede especificar, pero que ella lo denunció cuando vio que el niño le acariciaba los genitales por debajo de la mesa; que se acuerda que Constanza dijo que su padre Jorge Fuentealba le había bajado los pantalones y le había tocado la “pelá” (vagina).
Contestó a la defensa, que efectivamente afirmó a los policías que habían manchas de semen en el sillón café, en cobertores, en la alfombra, en el automóvil, porque los niños le dijeron que el acusado botaba un líquido, cuando les hacía cosas; que fue el día 13 de diciembre de 2012, cuando acudió a la policía a señalar que sus hijos habían reconocidos otros lugares en que Pablo y tres personas más abusaban de ellos, violándolos por turnos, los golpeaban, les daban una pastilla azul y les exhibían videos y los grababan, lo que hacía también Pablo con su teléfono celular, y que incluso había participado otro niño, a quien le hacían lo mismo.
Afirmó que había sabido que en una diligencia de reconocimiento fotográfico, su hija Gabriela había reconocido en catorce fotos exhibidas, a catorce personas como participantes en los hechos, y que su hijo Nicolás, había reconocido a cuatro. Finalmente, que también sabía del resultado negativo de las pericias tendientes a encontrar semen en las muestras levantadas y a encontrar material pornográfico en los artefactos y dispositivos incautados.
b).-Dichos del menor Nicolás Rubén Darío Alegre Fuentealba (8 años de edad), hijo de Pablo Andrés Alegre Franco y Jocelyn Madeleine Fuentealba Tejo, y hermano de Gabriela Antonia Alegre Fuentealba, quien señaló que venía a contar lo que le hizo su papá Pablo. Preguntado sobre lo que éste le hacía, contestó: “él me hacía cosas que no debería hacer…, me tocaba las partes íntimas”, explicando que éstas eran el potito y el pene, lo que ocurrió “en más de una oportunidad”. Agrega que se lo contó a una psicóloga en Santiago; “ antes no pude porque me obligaban tres personas más en esto”; que su hermana también está acá para contar “lo que le pasó conmigo…, las cosas que le hizo mi papá y también las tres personas que eran amigos de mi papa, … a ella le hacían las mismas cosas; “me tocaban el potito, me hacían chupar pene, me lo metían en el poto y me hacían comer caca… yo sentía dolor, porque no me gustaba, luego se me pasaba el dolor porque me echaban una cremita y luego unas pastillas rojas que me hacían marear y luego me acostaban.
Al querellante, contestó que en La Serena no le contó esto a ningún niño, ni a ninguna persona grande; y que el papá le hacía esto en su casa y también en la casa de las tres personas, que sabe como se llaman.
A la defensa, a su turno, contestó que estas otra tres personas se llamaban Juan, Fernando y Waldo; que no ha visto fotos de ellas, pero si las viera, las reconocería; que estas tres personas le hacían lo mismo y hasta lo amenazaban con un cuchillo para que no contara nada, o matarían a su mamá; que el Juan vivía en departamento, en tanto que Fernando en una casa amarilla y Waldo en una casa roja; que Juan y Waldo vivían lejos de su casa, un poco cerquita, y que Fernando vivía en su condominio; que iba a sus casas y en la de Juan había un niño que tenía nueve años. Se le pregunta si estas personas le hicieron algo más y contesta: “no, nada más; que allí, cuando estaba a punto de llegar mi mamá, mi papá les decía que se fueran. Contestó, además que no se acordaba de fonoaudióloga que lo atendía, ni de los nombres Sofía ni Yamile; que al colegio lo iban a buscar su papá y su mamá; que no se acuerda de haber ido donde el doctor Molina; que le gustaba ir a la Academia de Fútbol los sábados y lo llevaba su papá; que no fue al colegio en una ocasión en que se rompió “acá” (indica sector de clavícula del hombro derecho); que en Arica le pasó algo con dos abuelos; que su papá y estas personas le hacían las cosas “cuando estábamos en el colegio y cuando terminaba el año, antes de clases”, cuando se levantaba y en las noches “me levantaban para eso”, que lloró y gritó, pero su madre no escuchaba por que salía antes de que fuera al colegio; que no le contó a Marjorie; que ha hablado mucho de esto con su mamá, pero cuando se fue su papá; que su madre no le contó lo que le pasó en Arica, y que su papá era malo, de chiquitito, desde los cuatro años; que lo llevaba al colegio y a la academia de fútbol, pero cuando salían, “lo llevaba a la casa de uno de los tres”. El tribunal advirtió que, cada vez que el menor se refirió a lo que le pasó con su padre, lo hizo desviando su vista hacia abajo y apurando el relato o la respuesta, haciendo movimientos en distintas direcciones con sus manos, trasuntando mucha inquietud
c).-Dichos de Gabriela Antonia Alegre Fuentealba (4 años y hermana de Nicolás), quien expresó que en La Serena vivía con su papá, su mamá y su hermano y ahora vive en Santiago con su mamá y el hermano; que estaba ahí para contarle a los jueces lo que le pasó. Preguntada por la fiscal acerca de qué le pasó, contestó: “mi papá me metió el pene”, explicando ante otra pregunta, que el pene es algo con lo que hace pipí el papá; que se lo metió en el potito, en La Serena, en su casa. Agregó que su hermano estaba allí también para decir la verdad y que sabe que a él le hacía cosas el papá, que le metió el pene; que esto no se lo ha contado a nadie. A la pregunta de la defensa acerca de si alguien le contó lo que le pasó, contestó: “mi mamá me contó”, y afirma positivamente con un movimiento de su cabeza, que ésta también le contó lo que le pasó a su hermano.
d).-Atestado de Jaime Patricio Rodríguez Troncoso, pediatra de la Clínica Alemana, quien señaló que conocía a los menores Alegre Fuentealba, desde junio o julio de 2012, con ocasión de atender a Gabriela, quien había sido internada por un diagnóstico de probable pancreatitis y abuso sexual, habiendo sido requerido en su condición de infectólogo para pesquisar enfermedades de transmisión sexual, siendo atendida la menor además por a doctoras María Yubero y Carolina González Roca. Señala que fue difícil examinarla, y como ya se había opuesto al examen ginecológico, se atuvo a pedir los exámenes para descartar enfermedades de transmisión, lo que también hizo respecto del menor Nicolás. Agrega que la niña venía con un cuadro de vómitos desde La Serena y después de haber sido evaluada por peritos con motivo de abuso sexual, según le dijo la madre de la niña; que vio a la menor un poco decaída y no pudo conversar con ella porque era chiquitita y tampoco revisó su parte genital, y que en su historia se hablaba de coprofagia. Añade que la pancratitis podía tener varias fuentes, una de ellas la coprofagia; que la pancreatitis de la menor debió ser leve, pues mejoró en forma espontánea y se dio de alta a la menor. Indicó que la doctora González le dijo que la niña presentaba una vulvovaginitis, cuyo origen puede ser la fricción y el roce.
Respecto del menor Nicolás, indica que lo examinó el día 6 de julio de 2012, advirtiéndolo como un niño bastante retraído, quien fue conducido por su madre, con dolor al limpiar su ano con ocasión de defecar y pérdida de tono del esfínter anal. Señaló que al examinarlo era evidente un esfínter complaciente, explicando que cuando existe éste, se perdía la radiación, que era lo que pasaba aquí, por lo que algo duro estaba pasando a través del esfínter, un objeto contundente como un lápiz, un pene en erección, pero también podía deberse a fecalomas, siendo el estreñimiento también una posible causa en algunos niños, pero que era raro y había que prestar atención. Afirma que no es posible señalar la causa de la dilatación, pero sí que había ocurrido varias veces por la pérdida de la radiación, haciendo presente que había un relato de una masturbación más allá de lo normal en el menor..
Señaló que examinó de nuevo a Gabriela (habían pasado cinco días) y ya había desaparecido la vulvovaginitis, sin advertir otros signos. Controló a ambos menores en octubre, encontrando a Nicolás más abierto y canchero, enterándose por su madre que ya no tenía hábitos masturbatorios y a su examen genital y perianal, ambas áreas estaban normales, observándose lo mismo en Gabriela. Afirmó, también, que en ambos niños los exámenes resultaron negativos a la transmisión de enfermedades sexuales.
Contestando a la defensa, refirió que era efectivo que en la Clínica Alemana se concluyó que no existía pancreatitis en la menor Gabriela, sino gastroenteritis aguda, aunque es posible que cuando la examinaron allí, la pancreatitis ya hubiere pasado. Que los pediatras suelen recibir los relatos de la madre y, casi siempre, les hacen caso. Que no observó fisuras en ano de Nicolás. Que la lesión que encontró en él era muscular y requería de varios días para que se produjera, siendo común en relaciones anales entre adultos.
e).-Atestado de la pediatra Luisa Cecilia Jansson Zamora, quien refirió que atendió a la menor Gabriela Alegre Fuentealba en su consulta, la primera vez el 20 de junio de 2012, después que su madre no consiguiera que la atendiera su pediatra, quien le relató que estaba muy preocupada y sospechaba abuso sexual del padre, persona esta última a la que vio muy angustiada, alterada y confundida. Refiere que hizo una revisión visual física completa de la menor, encontrando el periné completamente enrojecido, labios mayores edematosos, incluyendo región anal y perianal, explicando que lo edematoso se refería a que los labios mayores tenían aumento de volumen y aspecto brillante, que no era normal, por lo que concluyó que existía vulvovaginitis con probable abuso sexual y manipulación de un tercero, por lo que sugirió denunciar. Después, en una segunda ocasión, en julio de 2012, la volvió a ver y ya era otra niña, alegre y conversadora, haciendo presente que ya la mamá había denunciado.
Indicó también que antes, el 30 de marzo había visto al menor Nicolás, hermano de Gabriela, por problemas para trabajar que tenía en el colegio y además en el habla, derivándolo a una fonoaudióloga, enterándose por la madre que en Arica había sido objeto de abuso sexual por su abuelo.
Se le exhibió la fotografía N° 3 del set de ocho fotografías de la prueba de cargo y afirmó que creía podía ser del ano y vulva de Gabriela que ella examinó, aunque se ve menor el enrojecimiento de lo que ella detectó, lo que puede deberse a que son fotos sacadas cuatro o cinco días después en el Servicio Médico Legal.
En documento N° 66 de la prueba documental de cargo, reconoce la ficha clínica del Centro Integral Mandala, suscrita por ella, en que figura como diagnóstico de la menor, prurito anal, vulvar, agregando que los términos “AS padre”, significan abuso sexual del padre, lo que consignó por los dichos de la madre.
A la defensa contestó que es médico cirujano, que no hizo beca de pediatría, pero que se acreditó como tal en CONACEM, que es un organismo privado; que también prescribe terapias alternativas, como las flores de Bach; que a la exhibición de su ficha médica, reconoce que no consignó como diagnóstico la vulvovaginitis; y que en la segunda consulta, diagnosticó bronquitis aguda en la menor.
f).-Dichos de Paola Janett Maluenda Barraza, psicóloga del OPD (Oficina de Protección de la Infancia), quien refirió que el 21 de junio de 2012, recibió en su consulta a Jocelyn Fuentealba, luego de que ésta le pidiera telefónicamente ese mismo día ser atendida porque estaba preocupada de que su hija pudiera estar siendo abusada por su padre. Refirió que dicha persona llegó a la consulta con su hija y le señaló, como motivo de sus sospechas, los problemas del sueño que estaba teniendo la menor, al tener pesadillas y por el rechazo que presentaba a su padre, además de tener conductas sexualizadas, como la auto estimulación y haber visto su zona vulvar con hinchazón. Agregó que con tales dichos, no examinó a la menor, pues ésta sería objeto de pericia después de la denuncia que pensaba hacer la madre, instándola ella también a efectuarla, dada la vinculación que veía de lo relatado con un posible abuso sexual, y haciéndole presente que debía sacar al progenitor de la casa. Indicó también que vio a la mujer muy choqueada e impactada, ya que le contó que había habido antecedentes de abusos anteriores en su familia, que afectaron a su hijo mayor.
En el documento N° 16, reconoció un certificado que con fecha 23 de junio de 2012 emitió dando cuenta de la consulta de la madre, para la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI.
g).-Testimonio pericial de Luis Guillermo Chávez Reyes, quien deponiendo al tenor de su informe químico N° 272 de 9 de agosto de 2012, expuso que luego de analizar veintidós medicamentos que le remitió la Brigada de Delitos Sexuales de la PDI, pudo concluir que no había alteraciones en sus envases y tres de ellos, por sus elementos activos, correspondían a antidepresivos (Neopresol, Lexapro y Buxon) y, un cuarto (Rize), a un psicotrópico.
h).-Informe de Sexología N° 071/2008 de 21 de octubre de 2008, de doctora María Soledad Arredondo Bahamonde, evacuado respecto del menor Nicolás Alegre Fuentealba, incorporado mediante su lectura, en cuya anamnesis se refiere por la madre que el 7 de octubre del citado año, lo vio tocándole los genitales a un adulto y que el menor señaló que ello se lo habría enseñado el tata Franco (bisabuelo del menor), concluyendo la profesional, después de analizar al menor, que actualmente no tenía lesiones físicas atribuible a abuso sexual.
i).-Testimonio de Marjorie Paola Santa María Flores, quien expresó ser educadora de párvulos y la nana de la casa de la denunciante y acusado, ubicada en el Condominio Ecomax, entre el 19 de septiembre de 2011 hasta diciembre de 2012, siendo su horario de trabajo de lunes a viernes entre las 07:45 horas y las 19:00 hora, y el sábado, desde las 09:00 a las 15:00 horas. Señaló que tanto Pablo Alegre como Jocelyn Fuentealba trabajaban durante el día, aunque el acusado era quien lavaba toda la ropa; que los dos juntos se iban a trabajar y llevaban a los niños al colegio y al jardín Andaluén; que el acusado siempre llegaba más temprano, como a las 19:00 horas y la señora Jocelyn lo hacía como a las 21:00 horas. Añade que cuando recién llegó a la casa, los niños eran super cariñosos con su mamá, que todo era normal, pero que, después, como a partir de noviembre de 20011, la menor Gabriela empezó a tener problemas, a estar más irritable, inquieta, niña ésta que usaba pañales, aunque paulatinamente los fue dejando desde febrero o marzo de 2012; que la señora Jocelyn decidió sacarla del jardín; que entre diciembre de 2011 y enero de 2012, ésta dejó su trabajo en el Banco Santander, quedándose en la casa, pero en febrero de 2012 entró a trabajar a Falabella. Luego, en marzo de ese año, Nicolás entró a su nuevo colegio —“Águila Mayor”—, y Gabriela, al nuevo jardín —“Fuerte Alegría”—, pero Gabriela empezó a cambiar de nuevo, a irritarse, mientras su madre llegaba más tarde, en las noches, y ella ya se podía retirar. Indicó que en esta rutina, el acusado iba a buscar a Gabriela al jardín, para almorzar en la casa y, después, iba a buscar a Nicolás, llegando algunas veces también con Jocelyn. Sobre la irritabilidad de Gabriela, indica que andaba siempre con su potito irritado, generalmente en las mañanas, ya que en el día la limpiaba ella; recuerda y reconoce que efectivamente dijo durante la investigación, que en una ocasión, después de abril y mayo, le extraño mucho cuando Gabriela le dijo “tía, es rica la caquita, y se chupa el dedito y se mete el dedo en el ano y se lo vuelve a chupar”, precisando que fue el dedo pulgar el que la niña se metió en el ano, situación que, sin embargo, no le comentó en ese momento a sus padres. Respecto del menor Nicolás, cuenta que una vez lo vio masturbándose.
Mediante la lectura de una declaración suya durante la investigación, recordó que advirtió que Gabriela, durmiendo la siesta, tenía pesadillas y mordía sus bracitos, como peleando con alguien, y a veces decía “no, no, chale!”, y un día mencionó al papá. En otra ocasión, en mayo de 2012, cuando ellos viajaron, se tuvo que quedar de noche, y la niña tuvo nuevamente la misma pesadilla.
Relata que los días 14 y 15 de junio de 2012, en una oportunidad en que Jocelyn tuvo que viajar a Santiago, por razones laborales, sucedió que ella se retiró el día 14 a su casa, después de haber estado con los niños y verlos que se encontraban bien y Jocelyn haber viajado durante la madrugada; luego, a la mañana siguiente (el día 15), cuando llegó a trabajar, encontró a los niños tomando desayuno normalmente con Pablo Alegre y luego éste los llevó al jardín y al colegio, dedicándose ella a sus labores del día, recordando haberse comunicado por teléfono con la denunciante, quien le preguntaba por los niños, a quien le contestó que estaban bien; luego ella, como a las 19:00 horas, se disponía a retirarse, ya que había llegado el acusado, y, en ese momento, Gabriela le pidió que no se fuera, agarrándola con sus bracitos. Al día siguiente (sábado 16 de junio), llegó como a las 09:00 horas y encontró a ambos padres y sus hijos, pero Jocelyn le comentó que había encontrado ropa sucia de la niña en la tina del baño del segundo piso porque había vomitado; entonces fue a revisar la ropa y encontró entre éstas también el pijama del acusado. Agrega que además vio a Gabriela irritable, y Jocelyn le preguntó por su potito sucio, aunque ella la había dejado bien aseada el día anterior. Señala además que vio el potito y la vagina de la niña bien irritadas. Agrega que se dedicó después a hacer el aseo de la casa y la niña Gabriela en un momento la mordió en su mano, sin soltársela, lo que advirtió su hermano Nicolás, que fue a buscar a la señora, y sólo porque ésta se lo pidió, la menor la soltó y luego rompió en llanto, quedando ella muy sorprendida. Refiere que Jocelyn sacó la ropa de la tina y la llevó a la lavandería, que estaba al lado de la cocina, para lavarla; que mientras tanto el acusado había llevado a ambos niños a la Academia de Futbol, como hacía todos los sábados, aún en esta ocasión en que Gabriela no quería y se la llevó llorando, aunque después llamó a Jocelyn para decirle que la niña se estaba portando mal; más tarde, como a las 14:00 horas llegó de la Academia y discutió con Jocelyn porque había lavado la ropa, encerrándose con ella en la pieza de la lavandería, por lo que se puso nerviosa y fue a golpearles la puerta. Y, finalmente, se retiró como a las 15:00 horas.
Añade que el lunes 18 de junio, cuando llegó a trabajar en la mañana, se encontró con la señora Jocelyn que le dijo que su hija le manifestó que su papá le hacía cosas, por lo que tenía miedo y no quería que se separa de sus hijos; luego, se fueron todos juntos al colegio y a trabajar, y ella estuvo esa semana cumpliendo con lo pedido por Jocelyn, y no se retiraba en las tardes mientras no llegara ésta de su trabajo. Recuerda que esa semana él durmió en el dormitorio del segundo piso; que el día viernes la denunciante echó a su marido de la casa, en la tarde, cuando ella volvía de su trabajo, pues lo llamó y discutieron, recriminándolo por lo que le había hecho a la niña, contestándole él que estaba loca, que se tratara, sintió un quejido de la señora, sintiendo que le pegaban, mientras ella se mantenía en la pieza con los niños. Después, el acusado se retiró de la casa, llevándose sus cosas.
Indicó, también que el día jueves 21 de junio, escuchó que Nicolás le dijo al acusado, “papá, la Gabriela quiere que te vayas, porque ya le contó nuestro secreto a la mamá”. Recordó que en una ocasión, a comienzo de 2012, mientras ordenaba la pieza del segundo piso en que Gabriela tenía sus cosas y estaba destinada a sala de juegos, cayó de arriba del ropero un estuche azul, donde encontró, al abrirlo, un condón, lo que dejó allí mismo, porque no quería inmiscuirse más, reconociendo en la evidencia 7 de la prueba material, dicho estuche.
Contó que en otra ocasión de ese mismo año 2012, Jocelyn le contó que vio a un sujeto merodeando la casa, con camisa a cuadros y pantalón color caqui, mismo que ella también vio a la media hora después, pasando por fuera de la casa y mirando insistentemente hacia adentro; que en otra oportunidad, vio que desde un auto negro un sujeto macizo y canoso hacía señas con una de sus manos, invitando a Gabriela a subirse, reconociéndolo después en la Policía de Investigaciones.
Después de octubre, refiere que la señora Jocelyn se fue a Santiago, siguiéndola ella hasta diciembre, en que terminó s contrato.
j).-Testimonio de Carolina Andrea González Roca, medico cirujano especialista en ginecología y obstetricia y en ginecología pediátrica y del adolescente, quien refirió que examinó a la menor Gabriela Alegre, internada en la Clínica Alemana con un diagnóstico de posible pancreatitis emitido en la Clínica Elqui, con motivo de una interconsulta efectuada por la doctora Yubero, el 30 de junio de 2012, dando cuenta de un cuadro ginecológico de enrojecimiento de genitales y antecedentes previos de una denuncia de abuso sexual, con peritaje del Servicio Médico Legal. Señaló que advirtió en la menor sus genitales enrojecidos e inflamados, con la vulva bien enrojecida y la menor no se dejaba examinar, oponiendo mucha resistencia, por lo que tomó una muestra del introito vaginal y diagnosticó una vulvovaginitis, cuyas causas pueden ser múltiples, inespecíficas, por acción de gérmenes colonizadores normales de la piel y de la zona, y específicas en un veinte por ciento, por algún germen no habitual, la que debe ser tratado. Afirma que el resultado de la muestra fue que no hubo desarrollo de gérmenes, debido a que no sacó células, muestras de tejido; y admitió también que la causa podría estar en una frotación, aunque no pudo determinarlo.
En los documentos 33 y 34 de la prueba documental de cargo, reconoció las historias clínicas de la menor; y en la fotografía 4 del set de ocho, de la misma prueba, que muestra unos genitales femeninos congestionados, así como todo el área perianal, afirmó que esa foto se le había exhibido por la fiscal hacía una semana atrás y era del Servicio Médico Legal; que el enrojecimiento que ella observó fue más intenso y podía corresponder a una exacerbación de esta lesión, al desarrollo de la lesión.
Explicó que el Voltaren Emulgen, en base a diflomenaco, es un antinflamatorio.
k)Atestado de Mónica Regina Vilches Cortés, quien refirió ser Jefa de Sección de Recursos Humanos de la Corporación Nacional Forestal (CONAF), desde 2002, aunque se encuentra con licencia médica desde el 22 de marzo de 2013. Indicó que Juan Iván Díaz es su jefe en la Oficina Regional de Coquimbo, siendo Eduardo Rodríguez el Director Regional. Añade que por razones de su cargo, conocía el horario del acusado, que era de lunes a jueves, desde las 08:30 a las 17:30 horas, y el día viernes, hasta las 16:30 horas, y que tenía autorización para hacer uso de la hora de colación afuera, aunque no se controlaba; que conoce personalmente a Jocelyn Fuentealba, porque cuando detuvieron a Pablo Alegre, por política del servicio, se le ofreció la ayuda de bienestar a ella y sus hijos, de los cuales, Gabriela estaba enferma; que sin embargo, a la semana se les comunicó que no se le prestaría ayuda, por la situación en que estaba el acusado, y sólo se le indicó las clínicas en Santiago que tenían convenio con la institución, aunque ella no estuvo de acuerdo y le manifestó a la jefatura que mantendría contacto extra laboral con Jocelyn, para que Pablo supiera que se preocupaban de sus hijos; que ella sólo conocía de vista a la denunciante, porque ambas tienen hijo en el Colegio Águila Mayor y en una ocasión se encontraron en una reunión de apoderados; que en una ocasión ésta le preguntó por si había visto algo raro en Pablo, pero no le dio información personal de los funcionarios; que sí tiene fotos de los funcionarios por la credencial que deben usar, pero no se las entregó a Jocelyn, ni tampoco le señaló sus características físicas. Agrega que en el servicio la están acusando de haber entregado descripciones y fotos de funcionarios a Jocelyn, por declaraciones de los hijos de ésta en que acusan a algunos funcionarios, lo que ella niega. En el documento 17, que se le exhibe, reconoce el Oficio N° 92/2012 por el cual se informa al fiscal Sr. Salinas sobre algunos antecedentes de Pablo; y en el documento 29, un reporte de asistencia, con horarios de entrada y salida de Pablo Alegre durante el mes de junio de 2012.
A la defensa, contestó que nunca advirtió que éste tuviera una relación estrecha con Waldo Canto, Marcos Cordero, Filipe Jalif, ni Ricardo Gutiérrez, pues siempre lo vio solo.
l).-Atestado de Hugo Roberto Molina Bauer, médico pediatra, relatando que como pediatra de los menores Alegre Fuentealba, durante 2011 los vio varias veces y a Nicolás, además durante el 2012; que el 6 de septiembre de 2011 vio a Gabriela, llevada al parecer por ambos padres, consultando por una bronquitis obstructiva, haciéndole presente que tenía alergia a la proteína de la leche de vaca y que había tenido deposiciones sanguinolentas; que la mayoría de las veces era el padre el que llevaba a los niños; que la segunda vez, el 15 de noviembre de 2011, la atendió por una dermatitis atópica, que se produce como una condición general de la piel reseca, y que se manifiesta con inflamaciones que en los niños chicos, generalmente se presentan en la cara; la tercera vez, el 23 de diciembre de 2011, fue un control rutinario y le recetó un relajante suave, “Sulfiridi”, que es un jarabe, porque el padre le comentó que tenía problemas para dormir; que en marzo de 2012 la volvió a ver, llevada por su padre, quien insistía en que estaba durmiendo mal, despertándose en las noches con llanto y con miedo, por lo que la derivó con la psicóloga Yamile Nain y le rectó Neuleptil como inductor del sueño, con periciazima al 1%, en gotas; que después no volvió a ver a la niña, aunque supo que en una ocasión la mamá pidió una hora y parece que se la dieron para una ocasión en que estuvieron esperando y no fue. Agregó que Gabriela era una niña muy inteligente, activa, con facilidades de comunicación; que la primera vez la revisó desnuda por todas partes y utilizó una lupa para la zona vulvo vaginal y anal y no encontró nada; que la segunda vez, revisó de rutina la parte genital y de modo más ligero la parte anal, y así también lo hizo la tercera y cuarta vez que la vio, y en todas ellas, nada encontró.
Sobre Nicolás, relató que la primera vez que lo vio fue el 15 de diciembre de 2011, aunque parece que con anterioridad, cuando estaba viendo a su hermana Gabriela, a él lo derivó con la psicóloga Yamile Nain, quien se lo devolvió con el diagnóstico de “espectro de Asperger”, que es una condición de quienes tienen pocas habilidades sociales e incurren en torpezas, como caérseles las cosas de las manos. Señaló que a los niños que padecen este síndrome, les cuesta mentir, porque tienden a ser muy justicieros y correctos, y cuando mienten se les nota, pues se ponen nerviosos y quitan la mirada, pero que, sin embargo, todos los niños son susceptibles de manipulación. Esa primera vez lo revisó completo, en su parte genital y anal, aunque no con lupa esta última. Añade que la segunda vez lo atendió por una rinosinusitis, el 23 de diciembre de 2012; y que la tercera y última vez, fue el 22 de marzo de 2013, debido a que la psicóloga le recomendó iniciar un tratamiento por déficit atencional y le recetó “Aradix” por sugerencia de la psicóloga Naim, que es un estimulante del sistema nervioso central, cuyo compuesto es el metilfenidato, con receta controlada, ya que es un estupefaciente; que este fármaco es difícil que pueda producir somnolencia, pero en algunos niños sí puede hacerlo.
En documento 44 que se le exhibió, reconoció el correo electrónico por el cual adjuntó a la fiscal Caballero información requerida de las fichas clínicas de Gabriela y Nicolás Alegre Fuentealba.
j).-Testimonio de la legista Claudia Fernández Alarcón, médico psiquiatra, quien señaló que le correspondió analizar al acusado Pablo Andrés Alegre Franco, para evaluar su imputabilidad, utilizando para ello una metodología que consistió en el análisis de la carpeta investigativa y dos entrevistas semi estructuradas. Luego de exponer la anamnesis, señala respecto de los hechos que el acusado los negó absolutamente, atribuyendo a su mujer la causa de la denuncia, quien también ya ha implicado a otras personas endilgándoles que, junto a él, violaban alternadamente a sus hijos, con exhibición de material pornográfico, persona ésta que señala estaría enferma, pues anda viendo abusadores por todos lados; que su hijo Nicolás había sido objeto de abuso en Arica por parte del padre de su mujer y que desde allí el niño tenía conductas sexualizadas; que su mujer estudiaba y trabajaba y no brindaba seguridad a sus hijos, por lo que se produjo un quiebre entre ellos y de allí apareció luego esta denuncia por abuso.
Concluyó que por los rasgos y características que apreció del acusado, éste padece un trastorno de personalidad narcisista, con rasgo psicopático, pero no presenta enfermedad psiquiátrica que le impida comprender la conducta punible y actuar conforme a esa comprensión.
A la defensa, contestó que sabía que el acusado estaba privado de libertad desde hacía cinco mese, pues él mismo le contó de la situación extrema que estaba viviendo, pero no le contó que había sido agredido en el recinto penal, ni que lo quemaron con agua hirviendo.
Contestó, además, que en su informe no consignó las preguntas que formuló al acusado.
k).-Testimonio de Mauricio Abraham Paredes Fuentes, médico psiquiatra, quien consignó haber atendido al acusado, el día 23 de diciembre de 2011 y a su señora Jocelyn Fuentealba, el 20 de enero de 2012, diagnosticándoles a ambos un cuadro depresivo, producto de estrés intenso por motivos laborales, conflictos conyugales, su venida desde la ciudad de Arica, donde uno de sus hijos había sido objeto de abuso por un familiar, manteniéndose separados de hecho, por lo que les hizo tratamiento con ansiolíticos Rice y Lexapro, para él y para ella el antidepresivo Ixel, pues el Bupropion y la Sertralina, que le recetaron en Arica, le habían causado efectos laterales como ansiedad y disminución de la libido. Añade que después de meses de no verla, Jocelyn lo consultó de urgencia el 27 de julio de 2012, muy angustiada, emocionalmente muy complicada y le contó que había descubierto que su marido había sido acusado de abusar sexualmente de sus hijos. Le indicó entonces un tratamiento sintomático antidepresivo, con sertralina emergen y clonazepán (ansiolítico) y la derivó al CAVAS (Centro de Atención a Victimas de Delitos Violentos) de Coquimbo, donde la atendió en algunas ocasiones, dándole varias veces licencias médicas.
l).-Atestado de Rodrigo Alejandro Muñoz Gómez, en cuanto expresó conocer a Pablo Alegría desde el año 1990, en que se fue a estudiar a Arica, siendo el padrino de su hija mayor, Julia Ignacia Muñoz Carvajal; que estuvo con él y su señora Jocelyn una semana antes de su detención, para el día del padre, en junio de 2012. Agrega que cuando lo visitó en la cárcel, le dijo que su señora Jocelyn había dicho que su chica tocaba a Gabriela, pero que Nicolás había dicho que era mentira.
Añade que Jocelyn le contó que era Pablo quien había dicho que su hija tocaba a Gabriela, aunque no puede precisar quien primero se lo dijo.
A la defensa, contestó que nunca advirtió una resistencia de los niños a estar con Pablo, al contrario, eran muy apegados a él; que para el día del padre se encontraron con el acusado, señora e hijos en el Mall, comprando zapatos, y los vio como siempre, manteniendo una relación normal, sin notar que anduvieran peleados; y que a Jocelyn la conocía poco, extrañándole que cuando ellos se vinieron de Arica, cuando él la había visto sólo en dos ocasiones anteriores, ésta le comentara del abuso de que fue objeto su hijo mayor en aquella ciudad.
m).-Se incorporaron mediante su lectura, por acuerdo de las partes y con la anuencia del tribunal, las siguientes pericias:
1.-Informe de la psicóloga Andrea Villegas Santander, evacuado en Arica en diciembre de 2008, respecto de veracidad del relato y daño asociado con el menor Nicolás Rubén Darío Alegre Fuentealba, concluyendo que el relato entregado por el niño no permitía su análisis bajo la técnica del SVA, por lo que no podía entregar un juicio sobre su credibilidad, siendo ésta indeterminada;
2.-Informes de la perito químico Carolina Pino Infante:
-N° 113, de 4 de octubre de 2012, por el que se consigna que analizadas las evidencias consistentes en una frazada color burdeos, y tres trozos de tela color café, dio resultado negativo a la presencia de espermatozoides en las manchas de fluido biológico humano susceptibles de análisis de estas evidencias;
-N° 138, de 1 de noviembre de 2012, por el que se concluye negativamente a la presencia de semen ni espermatozoides en el fluido biológico humano hallado en un plumón de color crudo;
-N° 68, de 30 de mayo de 2013, por el que se concluye la presencia de la huella genética del menor Nicolás Alegre en tres trozos de género, no pudiéndose descartar también la huella genética del acusado y un tercer individuo, en trozo número 1, en tanto que en el trozo 2 se advierte la huella genética de Nicolás Alegre y de otro individuo de sexo femenino, y que en el trozo de tela 3, se advierte la huella genética de Nicolás Alegre y la presencia de otra fuente biológica masculina sin relación de consanguineidad paterna con el menor;
-N° 54, de 22 de mayo de 2013, por el que se establece que en los trozos de telas analizados no se encontraron huellas genéticas de Eduardo Rodríguez Ramírez, Marco Cordero Valenzuela, Felipe Jalil Piña, y Waldo Canto Vera;
-N° 35, de 23 de abril de 2013, por el que se amplía el informe N° 113, explicando las pruebas químicas realizadas para la detección de semen humano en las muestras analizadas, manteniendo el resultado negativo.
-N° 83, de 8 de julio de 2013, por el que se concluye que no se hallaron huellas genéticas de Juan Cerda Osorio y Ricardo Gutiérrez Camus, en las muestras de tela analizadas.
n).-Atestado de Gonzalo Pastén Alfaro, Subcomisario de la PDI, Brigada de Delitos Sexuales, quien refirió que el 23 de junio de 2012, luego de la denuncia de los hechos ante Carabineros, recibieron la orden de tomar la declaración de Jocelyn Fuentealba Tejo, lo que hicieron ese mismo día. Refiere que esta persona llegó con sus hijos a la unidad policial, y señaló como víctima de abuso sexual a su hija Gabriela Alegre Fuentealba, siendo el padre su agresor; que después llegó el día 25 de junio concurrió y pidió ampliar su declaración, añadiendo a su hijo Nicolás Alegre Fuentealba como víctima de abuso sexual y violación, cometidos por la misma persona, entregándoles un CD con una conversación grabada de sus hijos, y una crema Emulgen Voltaren (diclofenaco sódico al 1%) —que reconoce en la evidencia 2, que se le exhibe—, la que, explicó, el padre aplicaba al menor antes de violarlo.
Indica que el día 26 de junio de 2012, a las 22:00 horas, se detuvo al acusado en un departamento que estaba arrendando en la Avenida del Mar, incautándosele un teléfono celular, cinco pendrives, CDs, un notebook, micro CD (memorias), además de un bolso azul con la leyenda Asociación Chilena de Seguridad, que estaba en un closet del dormitorio, en cuyo interior se encontraron dos tubos de gel lubricante marca KyN, preservativos de diferentes marcas, aspirina infantil y unas llaves.
En las fotografías 1, 13 y 12 del set de 14 fotografías de la prueba de cargo, explica que muestran, respectivamente, el lugar en que vivía el acusado al momento de su arresto, el bolso azul aludido y su contenido; luego en la evidencia 7, de la prueba material, reconoció nuevamente este contenedor azul y su contenido.
Agregó que a las 23:00 horas se constituyó en el sitio del suceso, que correspondía al domicilio de calle Valle Cerro Grande 3230, de El Milagro II, de esta ciudad, que fue objeto de fijaciones fotográficas, incautándose ahora también cámaras fotográficas, una filmadora, discos compactos y todo aquello que pudiera contener imágenes de pornografía. Se le exhibieron las diez fotografías del set 1, y explicó que eran todas del inmueble reseñado, mostrando su ubicación y dependencias en primer y segundo piso. Explicó que también se incautaron desde un dormitorio del segundo piso, que estaba al lado del que usaban los menores, dos cajas de variados fármacos, los que reconoce en la evidencia 4, que se le exhibe. Señaló como otra actividad de la investigación, la pericia química efectuada al vehículo de la denunciante y del acusado, buscando muestras biológicas humanas, de resultado negativo. Además, se constituyeron en el lugar de trabajo del acusado, en calle Regimiento Arica 901, que corresponde a la CONAF, el 27 de junio, levantándose un teléfono celular y un computador usados por éste, y una tira de clotiazepam, que corresponde a la evidencia 3, que se le exhibe. Más tarde, con el equipo del Laboratorio, se volvió al sitio del suceso, dedicándose el químico Luis Chávez a buscar fluidos que pudieran constituir una evidencia biológica, llevándose para ello una frazada “LAN” del dormitorio de los niños, tres trozos de tela de un sillón de la sala de estar del segundo piso, donde se encontraron muestras biológicas que se levantaron en calidad de “orientativas”. Refirió que a Chávez le llamó la atención que la ropa de cama estuviera tan limpia, con olor a detergente. Que estuvieron ocho a nueve meses investigando, contactando a la señora Marjorie Santa María Flores, quien les declaró que era efectivo que en una ocasión, cuando trabajaba para la denunciante, vio a un individuo acercarse a la casa con la intención de tomar a Gabriela, en un vehículo, limitándose ella a tomar a la niña y entrarla a la casa, sin anotar los datos del vehículo, aunque si les señaló que el sujeto era una persona de edad, de pelo cano y tez rosada, al que no pudo reconocer en un cien por ciento en la fotografía de Waldo Canto Vera, que se le exhibió junto a las otras personas de la CONAF que visitaron al acusado en el recinto penitenciario, que en total fueron catorce.
Indica que también fueron a Santiago a entrevistar a diferentes médicos que atendieron al menor Nicolás así como a este mismo, a quien entrevistaron con autorización de su madre y le exhibieron las catorce fotografías exhibidas a la nana Marjorie, reconociendo él como sus abusadores a cuatro personas: Felipe Jalil, Waldo Canto, Marco Cordero y Eduardo Rodríguez, evidenciándose nervioso el niño cuando lo hacía, porque se pegaba en las piernas y mascaba los puños. Luego se le exhibió el mismo set de catorce fotos a la niña Gabriela, y ésta los reconoció a todos.
Refirió que antes, la denunciante también se había acercado a la unidad, para informar de un accidente de tránsito que tuvo en el sector del Tambo, camino a Vicuña, entregándoles un peritaje mecánico donde se concluía que terceros habían intervenido el vehículo en su dirección, removiendo pernos.
A la defensa, contestó que no se encontró material pornográfico, ni en fotografías ni en filmaciones; que la versión de que los hechos eran grabados la señaló el niño, pero la madre el día 25 de junio les había indicado que este material podía encontrarse en los celulares, fotografías y videos. Precisó que fue la madre la que dijo donde se perpetraban los hechos, según lo que le dijo el niño, pero si se acuerda que el niño refirió que fueron más de diez las violaciones, aunque no estuvo presente en su declaración. Que los medicamentos se incautaron porque fue la madre quien afirmó que los niños eran drogados. Que la crema Emulgen el niño la reconoció ante la madre, pero no ante ellos, pues no se la exhibieron. Que el notebook se incautó porque la denunciante les dijo que el acusado era muy celoso con su cuidado. Que ella dijo que había manchas de semen en la ropa, sillones y en los vehículos. Que el 29 de agosto de 2012 ella se acercó indicando que había muestras de semen en tres cobertores de color café de la cama de los menores y se los entregó pidiendo que los analizaran.
Agrega que la denunciante también les contó que había ido donde el psiquiatra Mauricio Paredes Fuentes, consultando sobre los antecedentes y diagnóstico de su marido; que fue a la consulta de la psicóloga Yamile Naim, quien le dijo que su marido había ido a decirle que ya no necesitaban su apoyo; que fue donde el doctor Molina y éste no encontró nada a la niña porque le hizo un examen superficial y no revisó su ano; que ubicó a Franco Ferreira, un técnico que había formateado el computador de su marido y obtuvo una copia de respaldo en cinco CDs que se los entregó para análisis, sin embargo no se encontró material pornográfico; que también les dijo que Gabriela se auto infiere heridas con objetos puntiagudos y se despierta llorando en las noches, y que Nicolás se despertaba a las 03 o 04:00 horas para masturbarse; que cuando el niño les habló de otras personas participando en los hechos, no las nombró ante ellos; que es efectivo que la denunciante el día 24 de julio de 2012 amplió su declaración, involucrando en los hechos a tres funcionarios de la CONAF que habían visitado a su marido en la cárcel, por información que recibió de una funcionaria de dicha institución; que investigaron los domicilios de estas personas y es efectivo que Ricardo Gutiérrez Camus acreditó con contratos de arriendos sucesivos, que hacía años que no vivía en el domicilio que aún figuraba en la CONAF.
Por último, afirmó que no concurrieron a los colegios de los menores a averiguar sobre sus conductas.
ñ).-Atestado de la perito bioquímico Carolina Pino Infante, quien deponiendo al tenor de su informe N° 84, estableció en su primera conclusión que en el material biológico humano hallado en un trozo de tela —que precisó no era semen—, se observó la participación de la huella genética de Nicolás Alegre Fuentealba, no pudiendo descartarse la participación de las huellas genéticas de Pablo Alegre Fuentealba y de un individuo más, precisando que si bien este ultimo podía ser un hombre o una mujer, presumía más bien que correspondía a una mujer.
Terminó afirmando que, además del semen, pueden ser fluidos biológicos con capacidad para florecer a las pruebas químicas, la saliva, la orina, fluidos vaginales, etc.-
o).-Se incorporó mediante su lectura, el informe pericial psicológico de Carolina Gallardo Muñoz, de 4 de abril de 2013, de evaluación de personalidad de Jocelyn Madeleine Fuentealba Tejo, por el cual se concluye, luego de aplicar la metodología CAVAS –INSCRIM (que incluye análisis de la carpeta investigativa, entrevistas clínico periciales, aplicación de test proyectivos, bajo supervisión presencial de par, implementada a través de una sala espejo unidireccional, para controlar variables de sesgo, discusión técnica de del caso y supervisión experta de todo el proceso), que su funcionamiento psicológico se encuentra adecuado en términos globales, manteniendo indemne sus principales funciones; que no existirían antecedentes de tratamientos psiquiátricos relevantes respecto de alguna psicopatología, sin que se hayan pesquisado elementos clínicos que den cuenta de una alteración mayor de su funcionamiento; que sí fue posible observar la presencia de sintomatología de tipo ansioso- depresivo, con tratamiento medicamentoso desde el año 2001 y que la sintomatología depresiva, según la peritada, sería previa al trastorno alimentario que tuvo en la adolescencia; que presenta una estructura de personalidad de tipo limítrofe alta, dado el uso de mecanismos defensivos, con función de identidad medianamente alterada, un juicio de realidad que en ocasiones se ve también alterado, frente a situaciones de alto impacto emocional, conservando, sin embargo, indemne el juicio de realidad; que el egocentrismo es otro rasgo de su personalidad; y que recibe apoyo psicológico desde el año 2008, y se sugiere continuar con dicho apoyo, como también de tipo psiquiátrico. La defensa destacó de dicho informe los siguientes párrafos:
Pág. 10, “IV- Antecedentes Relevantes”, párrafo 2°: “La peritada
refiere que el matrimonio contraído entre sus padres, se habría efectuado por mandato del tío abuelo materno que crió a su madre, dada la presunta existencia de una relación homosexual entre su padre y dicho tío (“mi tío se enamoró de mi papá”), a modo de ocultar dicha situación. Al respecto, manifiesta que su padre es bisexual y presume que posiblemente habría sufrido una experiencia de agresión sexual por parte del abuelo, por lo cual éste le pedía perdón a él su progenitor habitualmente (“yo creo que a lo mejor él se lo violaba”); Pág 13, párrafo 3°: Sobre un episodio con su padre, cuando la peritada tenía tres años de edad: “… mi papá me venía a buscar … me agarraba las manos, me empezaba a acariciar las manos y me llevaba al furgón y ahí se me apaga la tele”. Y sobre un episodio de intento de agresión por su padrino, a ella, con diez años y a su hermana: “el viejo era abusador… yo estuve en dos oportunidades en que el viejo casi me violó … este viejo asqueroso nos daba besos … de hecho habían antecedentes que se había violado a su nieto, a hijas”;
Pág. 21, en “Resultados … en relación al área cognitiva: “…El juicio de realidad se encuentra conservado …Sin embargo, presenta una alteración del sentido de realidad, al verse interferida emocionalmente frente a situaciones conflictivas. Es así, que tendería a teñir emocionalmente la realidad, perdiendo objetividad en la elaboración de este tipo de situaciones”; y
Pág. 25, “Eje II”: “La peritada evidencia algunas características de personalidad histriónica, que no alcanzan a configurar el trastorno en su totalidad. De este modo, respecto de los aspectos que conforman dicho trastorno de personalidad, es posible apreciar un modo de funcionamiento que se caracteriza por lo siguiente: Una forma de hablar excesivamente subjetiva y carente de matices …,; auto dramatización, teatralidad y exagerada expresión emocional…; sugestionabilidad, que se caracteriza en que es fácilmente influenciable por los demás o por las circunstancias …; considera sus relaciones más íntimas de lo que son en realidad …; utilización permanente del aspecto físico para llamar la atención sobre si mismo…”.
p).-Mediante su lectura, se incorporó el informe psicológico N° 29- 2012 de Luisa Astudillo Castillo, sobre evaluación de personalidad del acusado Pablo Andrés Alegre Franco, en donde se consigna que, después de utilizar la metodología consistente en entrevista clínico pericial, test proyectivo de personalidad de H. Rorschach, de evaluación de personalidad de Phillipson y proyectivo de personalidad, se concluye que el peritado presenta un trastorno de personalidad narcisista con rasgos psicopáticos.
q).-Atestado pericial de la médico legista Katia Cabrero Briceño, quien deponiendo al tenor de sus informes 115-2012 relativo a Gabriela Antonia Alegre Fuentealba, y ampliación; y 116-2012 relativo a Nicolás Rubén Darío Alegre Fuentealba, y ampliación, expuso: Respecto de Gabriela Alegre (2 años y 10 meses):
Que la examinó el día 25 de junio de 2012, a las 17:00 horas, ocasión esa en que la menor, acompañada por su madre y le relató espontáneamente, luego de sentarse y sin preguntas previas, que su papá le toca las partes íntimas, indicando con sus manos sus genitales, y ante una pregunta si era por donde hacía pipí o caquita, contesta que era por donde hacía caquita, agregando que no le duele, que le pica, que le mete el dedo gordo por el potito, mostrando su pulgar derecho, y que le saca caquita; también, que le pone el pene por potito de delante y le y le echaba pipí y caca. La madre le dijo que desde el sábado 16 de junio notó a la niña muy nerviosa y se había vomitado; que al preguntarle que le pasaba, le había contado que el papá le chupaba la vagina, le comía la caca y hacía que ella se la comiera; ella enfrentó al padre y éste le dijo que la niña sufría de pidulle y que le preocupaba que contara esto en el jardín, porque lo podían acusar y llevar preso. Le dijo también, que después que ese día , la niña duerme con ella y ya no tiene pesadillas; que echó al padre de la casa; que encontró crema Voltaren y otros lubricantes anales, que la niña reconoció como las que el papá le colocaba en el potito, la que también le dijo que éste le daba pastillas.
Agrega que la niña cuando contaba los hechos, de pronto se quedó totalmente dormida, despertando después al examen genital; que al examen físico, le encontró lesiones en sus manitos, explicadas por la niña como mordeduras que se hacía cuando el papá le hacía esas cosas.
Señala que la niña estaba bien aseada y con ropa limpia; que al examen genital, la niña presentaba labios menores congestivos en su totalidad, con predominio en su lado izquierdo, a nivel de las 3-4-5 y 6 según la orientación de las manecillas del reloj, observándose en el labio mayor izquierdo una herida lineal de 0,3 cm en proceso de cicatrización. Área perihimeneal toda congestionada, con edema y dolor a la palpación. Himen festoneado, sin desgarros, con bordes enrojecidos, doloroso; y periné congestionado en su totalidad.
Al examinar la región anal, encontró ano dilatado, con bordes enrojecidos en su totalidad, con erosiones lineales a las 7-8-11 y 12 según las manecillas del reloj, en posición ginecológica (decúbito dorsal, con piernas abiertas) o a las 1-2-5 y 6 en posición decúbito ventral y pliegues anales presentes, doloroso.
Concluyó con tales hallazgos que, en la zona genital, el edema y herida en el labio mayor izquierdo, era compatible con frotamientos y/o tocamientos impúdicos de manera reiterada en el tiempo, con aplicación de elemento contuso cortante, como una uña, en el labio izquierdo, con data acorde a los hechos relatados; y que las lesiones de la región anal también eran compatibles con frotamientos y/o tocamientos impúdicos, así como una penetración de dedos, de manera reiterada en el tiempo, compatibles con los hechos relatados.
En su ampliación de informe, de 12 de diciembre de 2012, concluyó que no había cómo determinar la correlación del delito de abuso sexual con el proceso infeccioso gastrointestinal, que la menor padeció con posterioridad, primeramente diagnosticado como pancreatitis en la Clínica Elqui y luego tratado en la Clínica Alemana de Santiago.
Comentarios
Publicar un comentario