90).-ALEGRE FRANCO, PABLO ANDRÉS con FISCO.-Informacion sobre este caso.-a
Después de estar más de un año en la cárcel, el exfuncionario de Conaf Pablo Alegre pudo por fin recuperar su libertad, aunque ahora su lucha será la de recuperar a sus hijos, que viven con la mujer que lo demandó Fue un año y medio que estuvo injustamente tras las rejas. Pero el pasado 17 de diciembre, tras conocerse la deliberación del Juzgado de Garantía de La Serena, se acabó en parte la pesadilla de Pablo Alegre Franco (37), el contador auditor y extrabajador de Conaf acusado de violar a sus propios hijos de 2 y 6 años. Los jueces determinaron que la mujer que lo denunció, que era su esposa, tenía problemas psicológicos y que en realidad obligó a los niños a mentir contra él. Ahora Pablo, ya en libertad, luchará por tener la custodia de los pequeños y llevar una nueva vida, lejos de la persona que le hizo tanto daño. El fin del proceso judicial también generó reacciones en la opinión pública, las cuales en su mayoría llegaban a la conclusión de que “por fin se hizo lo correcto”.
La abogada defensora, Fabiola García, sostuvo que lo ocurrido en tribunales “es el reconocimiento a la prevalecencia de la justicia. Porque lamentablemente en esta causa, desde hace bastante tiempo que el Ministerio Público contaba con antecedentes suficientes para desestimarla”. En tanto, Eduardo Rodríguez, director regional de Conaf, dijo respecto a Pablo Alegre que “estamos muy contentos por él”, reconociendo que “tuvo que atravesar por una prueba bastante dura”.
El jueves de esta semana, el ahora libre contador auditor volvió a la tercera sala del Tribunal Oral de La Serena, para cumplir con el proceso de escuchar la lectura del fallo. Ya no tenía puestas las esposas ni había un gendarme a su lado. Acudía con la tranquilidad de saber que la justicia por fin había escuchado sus argumentos. Aparte de su abogada, lo acompañaba su madre, Patricia Franco, que siempre lo apoyó y se preocupó de luchar para que vieran que estaba pagando por algo que no hizo. A la salida de la sala, Pablo accedió a conversar con diario El Día sobre esta dura etapa de su vida de la cual logró salir airoso.
-¿Qué sintió cuando por fin pudo recuperar su libertad, justo poco antes de la fecha de Navidad?
“Sentí una gran tranquilidad. Más que por la fecha, por llegar a la verdad. Por el hecho de que ella se pudo establecer y se pudo hacer justicia. Lo único sí es que este es un paso importante, porque el objetivo final va a ser siempre el resguardo de mis hijos. Y eso es lo que nos convoca ahora y lo que queda pendiente, en toda esta tramitación y temas legales”.
-¿Por qué cree que su pareja llegó a esto, a unas acusaciones tan graves y a involucrar a los niños?
“Eso no es un gran misterio, porque nosotros teníamos un problema, por así decirlo, familiar. Mi mujer tiene problemas psicológicos, que quedaron establecidos en el desarrollo del juicio por los mismos peritos de la Fiscalía. O sea, ni siquiera por la parte nuestra. Ellos establecieron los problemas psicológicos que presentaba mi mujer. Incluso se llegó a un punto que nosotros desconocíamos, por el que el Ministerio Público va a tener que dar explicaciones al respecto, por cuanto las mismas peritos o profesionales que evacuaron los primeros exámenes de veracidad del testimonio de mi hijo, manifestaron acá en sus declaraciones que en agosto o septiembre de 2012, a tres meses de estar yo privado de libertad, ellas pidieron una reunión especial con la fiscala a cargo de la investigación”.
-¿Qué ocurrió en esa reunión con la fiscala a cargo del caso?
“Eso fue para manifestarles su preocupación, por cuanto habían observado que los niños no tenían un relato y lo que ellos esbozaban era inoculado por la mamá. Peor aún, ellas advirtieron que la madre de mis hijos tenía un cuadro psicótico y por eso temieron por la integridad física de mis hijos. Eso lo hicieron para que la fiscala tomara alguna acción tendiente a protegerlos, cosa que la fiscala, lejos de escuchar, tomó un camino totalmente distinto, que fue el de desechar los informes de sus propios peritos sin ninguna contemplación. O sea, mis hijos estaban en riesgo y a ella lo único que le importaba era tener su condena, quién sabe para qué, para aumentar su récord, su registro, actuando más como una abogada particular que como una funcionaria pública o lo que le impone su deber. Porque su labor es llegar a la verdad, no meter gente a la cárcel sin mayor contemplación. Y por sobre todo, resguardar a las víctimas, cosa que no hizo. Tiene que dar explicaciones de por qué actuó de esa forma”.
-¿Siente impotencia de haber permanecido preso un año y medio, sabiendo que nadie le devolverá ese tiempo que estuvo tras las rejas?
“Más allá de lo que uno pueda sentir particularmente, como persona, cuando es padre lo que más importa son los hijos. A mí lo que más me complica es saber que mis hijos estuvieron un año y medio con su madre, que está psicológicamente perturbada, corriendo riesgos innecesarios, lo que se vio reflejado acá en el juicio. O sea, mis hijos eran niños normales hasta la fecha de la denuncia. Ahora le pusieron la última psiquiatra, argumentando que tenían trastornos de personalidad, de comportamiento, que sufrían de una gran angustia, situación que nunca ocurrió hasta antes de la fecha de denuncia. A uno como padre le duele el tiempo que mis hijos han tenido que sufrir. Y lo otro, bueno, las cosas tienen que volver nomás a su curso normal. Hay que tratar de mirar el futuro con otra perspectiva”.
-¿Qué piensa de toda esa gente que lo estuvo siempre apoyando, pese a que usted ya estaba en prisión preventiva y para muchos aparecía como culpable?
“Siempre de lo malo se pueden sacar cosas buenas. Y una de las mayores satisfacciones es ver personas que no se dejaron llevar por los prejuicios. Porque acá tiene mucho que ver la condena social. Porque a alguien se le acusa por algún delito como éste y de inmediato se le ve como culpable. Hubo amigos, colegas, que dieron un apoyo importante. Cuando fueron conociendo los hechos, por lo que ellos también compartían conmigo, tenían la convicción de que de lo que se me estaba acusando no era cierto. Eso es algo que motiva a seguir adelante también.
¿A qué va a dedicarse ahora, va a volver a trabajar a Conaf?
“En eso estoy. Había un compromiso con el director ejecutivo, según me contaron mis colegas, de que yo saliendo en libertad se me iba a reincorporar, a modo de reparar la injusticia que se había cometido en mi persona. Por lo tanto, yo estaba con permiso hasta cumplido un año de estar detenido. Pero eso no se renovó y se me desvinculó de la institución”. -¿Pero está en conversaciones para volver? “Estamos en eso. Dios quiera que todo llegue a buen puerto”.
Cronología
16 de junio de 2012 La madre de los menores supuestamente se percata de la grave situación y hace la denuncia.
26 de junio de 2012 Se hace pública la detención del acusado en La Serena, por parte de personal de la PDI.
27 de junio de 2012 La niña presta declaraciones en las cuales acusa del delito a su propio padre. También declara su hermano.
11 de febrero de 2013 La familia del imputado asegura a través de los medios que la mujer miente.
24 de abril de 2013 El Juzgado de Garantía otorga la libertad a Pablo, pero después la Fiscalía apela y él debe seguir encarcelado.
17 de diciembre de 2013 El Tribunal Oral de La Serena absuelve de los cargos al imputado y por fin logra salir de la cárcel.
La abogada defensora, Fabiola García, sostuvo que lo ocurrido en tribunales “es el reconocimiento a la prevalecencia de la justicia. Porque lamentablemente en esta causa, desde hace bastante tiempo que el Ministerio Público contaba con antecedentes suficientes para desestimarla”. En tanto, Eduardo Rodríguez, director regional de Conaf, dijo respecto a Pablo Alegre que “estamos muy contentos por él”, reconociendo que “tuvo que atravesar por una prueba bastante dura”.
El jueves de esta semana, el ahora libre contador auditor volvió a la tercera sala del Tribunal Oral de La Serena, para cumplir con el proceso de escuchar la lectura del fallo. Ya no tenía puestas las esposas ni había un gendarme a su lado. Acudía con la tranquilidad de saber que la justicia por fin había escuchado sus argumentos. Aparte de su abogada, lo acompañaba su madre, Patricia Franco, que siempre lo apoyó y se preocupó de luchar para que vieran que estaba pagando por algo que no hizo. A la salida de la sala, Pablo accedió a conversar con diario El Día sobre esta dura etapa de su vida de la cual logró salir airoso.
-¿Qué sintió cuando por fin pudo recuperar su libertad, justo poco antes de la fecha de Navidad?
“Sentí una gran tranquilidad. Más que por la fecha, por llegar a la verdad. Por el hecho de que ella se pudo establecer y se pudo hacer justicia. Lo único sí es que este es un paso importante, porque el objetivo final va a ser siempre el resguardo de mis hijos. Y eso es lo que nos convoca ahora y lo que queda pendiente, en toda esta tramitación y temas legales”.
-¿Por qué cree que su pareja llegó a esto, a unas acusaciones tan graves y a involucrar a los niños?
“Eso no es un gran misterio, porque nosotros teníamos un problema, por así decirlo, familiar. Mi mujer tiene problemas psicológicos, que quedaron establecidos en el desarrollo del juicio por los mismos peritos de la Fiscalía. O sea, ni siquiera por la parte nuestra. Ellos establecieron los problemas psicológicos que presentaba mi mujer. Incluso se llegó a un punto que nosotros desconocíamos, por el que el Ministerio Público va a tener que dar explicaciones al respecto, por cuanto las mismas peritos o profesionales que evacuaron los primeros exámenes de veracidad del testimonio de mi hijo, manifestaron acá en sus declaraciones que en agosto o septiembre de 2012, a tres meses de estar yo privado de libertad, ellas pidieron una reunión especial con la fiscala a cargo de la investigación”.
-¿Qué ocurrió en esa reunión con la fiscala a cargo del caso?
“Eso fue para manifestarles su preocupación, por cuanto habían observado que los niños no tenían un relato y lo que ellos esbozaban era inoculado por la mamá. Peor aún, ellas advirtieron que la madre de mis hijos tenía un cuadro psicótico y por eso temieron por la integridad física de mis hijos. Eso lo hicieron para que la fiscala tomara alguna acción tendiente a protegerlos, cosa que la fiscala, lejos de escuchar, tomó un camino totalmente distinto, que fue el de desechar los informes de sus propios peritos sin ninguna contemplación. O sea, mis hijos estaban en riesgo y a ella lo único que le importaba era tener su condena, quién sabe para qué, para aumentar su récord, su registro, actuando más como una abogada particular que como una funcionaria pública o lo que le impone su deber. Porque su labor es llegar a la verdad, no meter gente a la cárcel sin mayor contemplación. Y por sobre todo, resguardar a las víctimas, cosa que no hizo. Tiene que dar explicaciones de por qué actuó de esa forma”.
-¿Siente impotencia de haber permanecido preso un año y medio, sabiendo que nadie le devolverá ese tiempo que estuvo tras las rejas?
“Más allá de lo que uno pueda sentir particularmente, como persona, cuando es padre lo que más importa son los hijos. A mí lo que más me complica es saber que mis hijos estuvieron un año y medio con su madre, que está psicológicamente perturbada, corriendo riesgos innecesarios, lo que se vio reflejado acá en el juicio. O sea, mis hijos eran niños normales hasta la fecha de la denuncia. Ahora le pusieron la última psiquiatra, argumentando que tenían trastornos de personalidad, de comportamiento, que sufrían de una gran angustia, situación que nunca ocurrió hasta antes de la fecha de denuncia. A uno como padre le duele el tiempo que mis hijos han tenido que sufrir. Y lo otro, bueno, las cosas tienen que volver nomás a su curso normal. Hay que tratar de mirar el futuro con otra perspectiva”.
-¿Qué piensa de toda esa gente que lo estuvo siempre apoyando, pese a que usted ya estaba en prisión preventiva y para muchos aparecía como culpable?
“Siempre de lo malo se pueden sacar cosas buenas. Y una de las mayores satisfacciones es ver personas que no se dejaron llevar por los prejuicios. Porque acá tiene mucho que ver la condena social. Porque a alguien se le acusa por algún delito como éste y de inmediato se le ve como culpable. Hubo amigos, colegas, que dieron un apoyo importante. Cuando fueron conociendo los hechos, por lo que ellos también compartían conmigo, tenían la convicción de que de lo que se me estaba acusando no era cierto. Eso es algo que motiva a seguir adelante también.
¿A qué va a dedicarse ahora, va a volver a trabajar a Conaf?
“En eso estoy. Había un compromiso con el director ejecutivo, según me contaron mis colegas, de que yo saliendo en libertad se me iba a reincorporar, a modo de reparar la injusticia que se había cometido en mi persona. Por lo tanto, yo estaba con permiso hasta cumplido un año de estar detenido. Pero eso no se renovó y se me desvinculó de la institución”. -¿Pero está en conversaciones para volver? “Estamos en eso. Dios quiera que todo llegue a buen puerto”.
Cronología
16 de junio de 2012 La madre de los menores supuestamente se percata de la grave situación y hace la denuncia.
26 de junio de 2012 Se hace pública la detención del acusado en La Serena, por parte de personal de la PDI.
27 de junio de 2012 La niña presta declaraciones en las cuales acusa del delito a su propio padre. También declara su hermano.
11 de febrero de 2013 La familia del imputado asegura a través de los medios que la mujer miente.
24 de abril de 2013 El Juzgado de Garantía otorga la libertad a Pablo, pero después la Fiscalía apela y él debe seguir encarcelado.
17 de diciembre de 2013 El Tribunal Oral de La Serena absuelve de los cargos al imputado y por fin logra salir de la cárcel.
Fuente: Diario el Día
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